El autor Tim Hansel incluye una fantástica historia en su libro Problemas para el Desayuno acerca de una conversación que tuvo con un guardabosques llamado Bernie:
Una tarde, a medida que el cielo azul empezaba a tornarse en naranjas y grises en el occidente, empezó a hablarme de las distintas experiencias que había tenido con gente que se había perdido en las montañas. “ Muchos se han perdido allá arriba”, me dijo. Contesté que muy probablemente se debía a que no entendían bien los planos y la brújula.
“No”, dijo.
“Bueno, entonces tal vez porque eran expedicionarios novatos”, le dije.
Otra vez dijo que no.
“Tal vez porque eran citadinos y no podían distinguir entre este y oeste”, insistí.
De nuevo contestó que no.
“A lo mejor nunca antes habían excursionado”, aventuré.
“No”, dijo inflexible.
“Será porque desconocían el terreno”, dije.
“No”, contestó Bernie.
Seguí proponiendo cuando menos doce distintas alternativas, pero Bernie seguía diciendo que no. Por fin, mi curiosidad me venció y le dije: “Bueno, dime ¿por qué la gente se pierde tan seguido?” “Es que no avanzan lo suficiente”, dijo finalmente. “Siempre les digo que caminen cinco kilómetros y den vuelta, pero cuando han caminado sólo tres cuartos de kilómetro, empiezan a dar vuelta a izquierda o derecha y terminan perdidos”.
Sin duda, muchos se pierden en la vida porque nunca han definido cuál es su propósito ni sus respectivos objetivos y metas. Son como el viajero tejano que llegó al mostrador de una aerolínea.
“Quiero un boleto de primera clase”, pidió.
“¿A qué destino señor?” preguntó la empleada.
“Realmente no importa, tengo negocios en todas partes”, fue su respuesta.
¿Qué es perseverancia? Alguien ha dicho que valor es el deseo de empezar algo, pero perseverancia es el deseo de continuarlo. Es la actitud que dice: “no claudicaré, no importan los obstáculos que enfrente”.
No busque lograr sus objetivos de inmediato y tampoco se desanime cuando parece que otros están progresando y usted no.
Cuando leemos las palabras de quienes son mas que vencedores, nos sentimos casi perdedores, pensando que nada podremos lograr.
Pero ellos lo alcanzaron paso a paso, empleando la fuerza de la voluntad, negándose a sí mismo, logrando pequeñas victorias, y permaneciendo fieles a su ideal.
Cuando llegan a donde están, nadie considera lo que pasaron. Solo aprecian lo logrado, sin saber cuánto les ha costado.
Pero no existe un triunfo repentino ni una madurez espiritual que sea producto del azar.
“El éxito requiere trabajo y sacrificio”
Perseverar: Negarnos a darnos por vencidos a pesar de los obstáculos que nos pone la vida, es la actitud que nos permitirá conseguir las metas que Dios nos ha dado.
En la Biblia encontramos otra ilustración de perseverancia en la historia de Naamán, el militar que padecía de lepra. Después de consultar al profeta Eliseo si conocía algún remedio para su mal, recibió la siguiente respuesta: “…Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio” (2Reyes 5:10). El rechazo de Naamán a este consejo es comprensible. Es más, estaba furioso. ¿Por qué? Porque deseaba una cura instantánea. “…He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra” (v.11).
Naamán se parece a muchos de nosotros. Queremos encontrar un camino fácil que nos lleve al éxito. Cuando alguien dice que la victoria no se da fácilmente, lo resentimos y nos enojamos, porque se nos pide que cumplamos con determinadas actividades, si queremos lograr nuestras metas.
Por ejemplo, Josué 1:8 indica que una de las claves para alcanzar el éxito es meditar en la Palabra de Dios:
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”. Pero, ¿cómo puede la meditación de pasajes contenidos en un libro milenario hacerme exitoso? Tal vez no estemos muy seguros, al igual que Naamán dudó de sumergirse en un río lodoso iba a sanarlo de lepra; pero Dios le mandó que lo hiciera. De la misma manera, el Señor nos ha prometido que la perseverancia en la meditación de su Palabra nos dará el éxito.
¿Cuál fue el resultado de la persistencia de Naamán en una actividad que parecía inútil? “El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio” (2Reyes 5:14). Observe que la primera zambullida no curó la lepra, ni la segunda, ni la tercera. Supongo que para cuando iba por la quinta o sexta. Naaman estuvo tentado a decir: “¡Esto no funciona!” sin embargo, a la postre, su persistencia en hacer lo que Eliseo había dicho, dio su fruto.
Esto nos indica que la perseverancia no sólo significa poder eliminar obstáculos que nos impiden alcanzar nuestras metas, mas bien es continuar persiguiendo nuestros objetivo a pesar de los impedimentos que se nos atraviesan.
…”sin mirar lo que queda atrás prosigo a la meta” Filipenses 3:13-14.
Fuente: http://www.renuevodeplenitud.com/
viernes, 4 de junio de 2010
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